Rostro juvenil e idealizado, mirada elevada y cabeza inclinada hacía el Hijo que está siendo descendido de la Cruz. Nos muestra a una Madre inundada de Penas y lágrimas, que observa desolada este momento, sus manos entrecruzadas en actitud de oración le atribuyen a la imagen un fuerte misticismo.
Está situada a la izquierda del pié de la Cruz.
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